domingo, 6 de noviembre de 2011

Los que miran el frío, de Francisco Onieva




FSM.- Francisco Onieva, has publicado tu primer libro en el campo de la narrativa titulado Los que miran el frío, por qué este título que a mí me encanta y es muy sugerente y poético.
FO.- Un título debe ser sugerente e impactante, capaz de atraer la curiosidad del lector. El frío simboliza la humillación, el dolor y la derrota de unos personajes que se conforman con prolongar la vida, al menos un día más, en un momento tan convulso y visceral como nuestra última guerra civil.
FSM.- ¿Cuándo y cómo surge la idea de escribir este libro?
FO.- Los que miran el frío es uno de esos libros que se empiezan a escribir en la cabeza mucho antes de acudir al papel. La guerra civil es un tema que siempre me ha atraído, pero, desde que trasladé mi residencia a Los Pedroches, el contacto con una serie de personas mayores -en especial con la abuela de mi mujer, Josefa Granados- que sufrieron el conflicto en primera persona me permitió convertir dicho interés en la fuerza necesaria para crear una obra literaria.
FSM.- ¿De qué trata este libro en general y por qué eliges este temática?
FO.- El tema principal de libro es la lucha por la supervivencia de una serie de personas a las que la guerra les sorprendió, sin más, en un bando. La perspectiva que estos seres fracturados me podían dar de la historia era lo que más me atraía.
FSM.- Los relatos que cuentas en el libro se desarrollan en Retamal una población ficticia del norte de Córdoba, ¿qué tienen esos relatos de verdad y de ficción?
FO.- He intentado que el libro rezume verdad literaria desde la primera página. Así pues, me he documentado todo lo que he podido para que mi narración resulte lo más verosímil posible. A ello me ha ayudado mucho la combinación de elementos históricos o reales con otros puramente ficticios. Como bien dices, todos los personajes giran el torno a un pueblo ficticio, Retamal, que aunque tiene mucho de Villanueva del Duque la desborda al universalizar los conflictos planteados, comunes a otros muchos pueblos de la España de la época e, incluso, de otras culturas y épocas. Basta con ver los informativos para tener una evidencia de esto.
FSM.- Francisco, te has dado a conocer como poeta, ¿qué ha supuesto para ti este cambio de escribir poesía a escribir narrativa?
FO.- Era un reto. Estoy convencido de que un escritor, para seguir creciendo e ir modulando una voz propia, debe asumir riesgos. Hablar de una época tan trillada y hacerlo a través de la narrativa lo ha sido, sin lugar a dudas. Pese a que haya transitado el relato desde mi adolescencia, para el público era mi primera incursión en la narrativa; por ello, tenía que demostrar desde la primera frase que mi libro no era un simple desahogo lírico, sino que tenía una historia que esperaba ser contada. Son bastantes los libros de historia y de memorias que han hablado de lo sangrienta que fue la guerra en Los Pedroches –sobre todo durante la batalla de Pozoblanco, injustamente infravalorada por los historiadores, pese a ser una de las grandes victorias republicanas y haber sido un mortal ensayo de la batalla del Ebro, entre otras-, pero no había ningún libro que la abordara de una manera puramente literaria. Era, por tanto, un terreno, parcialmente, virgen.
FSM.- Hay alguna influencia del lenguaje poético en tu narrativa o te atienes a los cánones clásicos de contar una historia con el lenguaje propio de la narrativa.
FO.- Partiendo del principio de que una narración debe ser, precisamente, el relato por parte de un narrador de una historia protagonizada por unos personajes en un tiempo y un espacio concretos, entre mi poesía y mi narrativa hay muchos vasos comunicantes más allá de la utilización de algunos símbolos comunes: la obsesión por la precisión, por la exactitud, por buscar el sitio exacto en que debe colocarse cada palabra, por sintetizar al máximo lo que quiero contar, por potenciar las sugerencias que cada palabra puede despertar en el lector, por la idea de libro unitario en el que todos los relatos estén interrelacionados, por crear una atmósfera común a todos ellos, por buscar la musicalidad de la frase… Una vez que tenía claro lo que quería contar y el enfoque narrativo desde el que quería hacerlo corregía y pulía las páginas resultantes de modo similar a como trabajo un poema. En este sentido tengo que reconocer que me he sentido muy cómodo en el relato y que me atraen las distancias cortas.
FSM.- ¿Dónde y en qué editorial se puede encontrar este magnífico libro?
FO.- El libro ha sido editado por Ediciones Espuela de Plata (editorial Renacimiento). Y una de las garantías de publicar en un sello como este es que el libro está perfectamente distribuido tanto por las librerías de media España como por un gran número de páginas web especializadas en la venta de libros.
FSM.- Por qué crees que debemos recomendar a los lectores de Paraninfo Poético que lean Los que miran el frío.
FO.- Creo que es un libro comprometido con las personas que han sufrido y sufren cualquier guerra, un libro sincero y honesto con el lector, que aborda una página hasta ahora no escrita de una etapa controvertida y fascinante de nuestra historia más reciente, con rigor y con una prosa que he pretendido que sea ágil y, al mismo tiempo, cuidada. Lo único que puedo garantizarles es que si el libro no cumple con las expectativas que ellos se hayan podido generar, al menos, no habrán perdido horas y horas en su lectura.
FSM.- Muchas gracias, Francisco, por participar con nosotros.

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