viernes, 6 de mayo de 2011

Entrevista a Berta García Faet


(Foto de Laura Muñoz Estellés)








FSM.- Berta, con tan sólo veintidós años y ya tienes en tu haber tres libros de poesía y uno más que va a salir en el próximo otoño y todos ellos premiados, además compaginas los estudios de Ciencias Políticas y Economía. Verdaderamente esto debe suponerte un gran esfuerzo y tiempo. ¿Cómo lo consigues?


BGF.- Creo que en realidad se trata de sacar tiempo de otras cosas que le interesen a cada uno menos. Y además el momento de la escritura no puede organizarse ni planificarse: la poesía se escribe en los minutos más insospechados; sin previa cita le roba el tiempo a los transportes públicos, las clases, los paseos…

FSM.- Has participado en la octava edición de Cosmopoética en Córdoba. ¿Qué ha significado para ti este evento cultural poético que busca la Capitalidad Europea de la Cultura para el año 2016?

BGF.- Para mí ha sido una experiencia inolvidable, tanto por la ciudad, como por la organización y lo bien que nos han tratado, como, sobre todo, por la gente. Ha sido una gran suerte el que crearan este pequeño guetto poético efímero… Hemos podido convivir y conocernos muchas personas que estamos enfermas de lo mismo, de literatura.

FSM.- Tú eres valenciana, ¿cómo está el panorama poético en esa preciosa ciudad?

BGF.- La verdad es que yo empecé a entrar en contacto con poetas residentes en Valencia el año pasado, y en este tiempo he descubierto que hay muchísima gente que escribe. Llevo toda mi vida buscándoles, y sólo ahora sé dónde encontrarles, porque lo cierto es que el despliegue cultural de Valencia, en cuanto a talleres de poesía, jam sessions, etc. (con alguna excepción), pienso que es más bien reciente.

FSM.- Berta, ¿qué buscas en la poesía? ¿Qué te aporta?

BGF.- Busco buscar, bucear, rastrear, y también dejar constancia y mandar cartas y localizar preguntas, vacíos. Es una forma de entender la vida, y afrontar la vida, y para mí está indisolublemente unida a la filosofía. Entiendo la poesía en mi vida como un filtro con el cual aprehendo el mundo, que es increíblemente complejo. También me adscribo a estas dos declaraciones, de Cioran y García Lorca respectivamente: “escribo para no matar”, y “escribo para que me quieran”.

FSM.- Si tuvieras que dar tu definición de lo que es poesía, ¿qué dirías?

BGF.- No creo que pueda tratarse la poética genéricamente, cada poeta tiene su propia poética. Para mí, como decía, es una especie de investigación sentimental y existencial.

FSM.- De todos tus libros publicados, ¿cuál de ellos crees que más te ha satisfecho o cuál es el que más te gusta?

BGF.- Fresa y herida (Premio Nacional de Poesía “Antonio González de Lama 2010”), que se publicará en noviembre de 2011.

FSM.- ¿De qué manera trabajas un poemario? ¿Te disciplinas y te entregas a él hasta que lo acabas? ¿Cuál es tu proceso creativo?

BGF.- Normalmente los poemarios son sintomáticos de una época, y entonces los poemas de esa época acaban juntos de forma casi natural. No me disciplino, no tengo prisa, aunque sí emoción y a veces me precipito. De todas formas, intento tener claro qué quiero decir en cada poemario, y qué temas eje quiero tocar, y hasta que no toco o rozo esos temas que yo en un principio concebí como juntos, no lo considero acabado. Luego vienen las kilométricas correcciones.

FSM.- Qué valor concedes a las relaciones permanentes con otros poetas para continuar firme en el camino de la poesía?

BGF.- Como te contaba antes, hasta hace poco, no mucha. Y lo cierto es que sigo pensando así, aunque haya ganado, gracias a algunos encuentros, unos pocos amigos de verdad. Para mí la poesía es, ante todo, una creación individual, aunque luego mute en bidireccional, porque necesite comunicarse y abrirse a otro. Además, me considero bastante solitaria y no me gustan demasiado los “grupos literarios”.

FSM.- ¿Qué misión tiene la poesía en nuestro tiempo según tu opinión?

BGF.- En mi opinión, la poesía no tiene misión, y si acaso tiene alguna, es la de declarar que no hay misión. En mi caso, reivindico la opción de desmarcarme, de localizar la vida donde importa, que no es en las grandes cosmologías colectivas y nada parecido. En determinados lugares y momentos del s.XX, la poesía fue una especie de refugio, de último reducto de la intimidad. No la considero hoy así… pero sí que me gustaría conservar la independencia de estar siempre en el lado de los que plantean preguntas y palpan paradojas, y nunca respuestas.

FSM. Muchísimas gracias, Berta por concederme esta entrevista. Ha sido todo un placer. Solamente una petición última, ¿podrías dejarnos un poema al final y decirnos por qué lo has elegido? Gracias de nuevo.

BGF.- Muchísimas gracias a ti, Fernando, por haber contado conmigo y por las preguntas tan cuidadas. El poema que os dejo es Filosofía de la grave incompatibilidad entre vida y arte, un poema de amor, de ultra-amor y de poética, que pertenece a Fresa y Herida.










FILOSOFÍA DE LA GRAVE INCOMPATIBILIDAD ENTRE VIDA Y ARTE

En el Máster en Filosofía de la grave incompatibilidad entre vida y arte
(que he cursado de junio a junio en la Universidad de Henry James)
he aprendido mucho: he aprendido
que llevo milenios sin escribir porque llevo milenios amándote:


llevo milenios callada
contemplando jardines y acumulando orgasmos
−tú ya lo sabes: planeo hacerme vestidos rosas con ellos
y, con lo que sobre, para el otoño reuniré energía eólica−,
dejándote ser en tu dejándome ser por el desierto,
comiendo flores, investigando estómagos,
estudiando tenazmente tu corazón-girándula
y llegando a límites, a los más finos límites.



¿Estoy siendo feliz? −Sí, pero no escribes.
−Sí, y no escribo: porque no escribo
cuando estoy ocupada
con todo el cuerpo
en contemplar jardines y acumular orgasmos,
y restregarme sol y evitar hijos,
y enfermar de glosolalia por no existir los términos
que necesito para narrar esta exogamia dulce:

llevo semanas sin escribir porque llevo semanas amándote,
y no tengo palabras porque llevo semanas amándote,
y no sé qué hacer con tanto brazo y tanto verano
y, puesto que llevo semanas amándote, he acabado mutando
(ya ves: otra y la misma: los actos que soy se reordenan)
y −con sorpresa− quiebro a volar y me refuto,
y así huyen los días porque llevo días amándote.



(Pero –lo sé y lo acepto− volveré a escribir.
Apeirofóbica e hiperconsciente –lo sé
y lo acepto− volveré a escribir:

puesto que mi materia es la pérdida,
cuando las maravillas mueran
volveré a escribir. Cuando las maravillas,
viejas y lisiadas, mueran en nuestros brazos,
cogeré sus cadáveres
y los echaré al río,
y me sentaré en la orilla a escribir poemas
sobre cuán cruelmente la corriente
los traga, y qué natural se despliega ese hundimiento.)

(No obstante, hoy. Nunca olvides
por qué no escribo hoy.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario